Sunday 23 November 2014

22. Resiliencia, Nietzsche y hostias al virus.

Casualmente navegando por la web me he encontrado con una encuesta dirigida a gente con VIH que está haciendo un grupo de psicólogos de la Universidad Autónoma de Madrid:
http://www.resilienciayvih.es/
Pretender estudiar qué es lo que influye en una persona con VIH para que sea más o menos resiliente, o sea, que se adapte positivamente a esta nueva situación en principio adversa.
No conocía esta palabra y según estoy leyendo hasta hace poco ha sido un concepto al que inexplicablemente la psicología le había dado poca atención. Es de lo que hablaba en mis últimos posts, al final uno se va adaptando más o menos o incluso es capaz de sacar cosas positivas, en eso consiste la resiliencia. Resiliencia. A ver si me acuerdo del palabro.

Sin embargo, por muy resiliente que sea en ocasiones todavía ando comiéndome la olla buscándole un sentido, o más bien utilidad, al sufrimiento y a las experiencias negativas, lo que me ha llevado, también casualmente, a descubrir algunos interesantes escritos de Nietzsche. Por ahora con lo poco que he leído de él me está pereciendo un crack en la materia. Comparto su visión romántica del sufrimiento, del cultivo positivo de la dureza que conlleva a que se forjen unas cualidades y un desarrollo personal que de otro modo nunca se desarrollarían, de que para cultivar el espíritu hay que huir de la comodidad y la abundancia y de que nos crecemos con la adversidad y las condiciones desfavorables. Ante ésto último me viene inmediatamente a la cabeza los ricos, fríos y a veces estériles países escandinavos y la pobreza y subdesarrollo de muchos países tropicales y con grandes recursos naturales en los que en principio la vida debería ser más cómoda y fácil.

"...el sufrimiento como una afirmación de la vida a través de la destrucción de la misma, y sería apenas en el movimiento destructivo que, a fin de cuentas, surgiría un gozo, especialmente el gozo del héroe bélico, quien se regocija en la destrucción y el sufrimiento que produce, incluyendo el suyo propio..."

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos918/dolor-nietzsche-heroe/dolor-nietzsche-heroe.shtml


https://blogdenotasnietzsche.wordpress.com/category/resiliencia/

Si leer al pesao de Nietzsche no te convence como terapia psicológica se me ocurre otra terapia catártica bastante más simple, directa y agresiva: dale de hostias al VIH (literalmente). ¿Que cómo?
Esta empresa ha tenido la ocurrencia de hacer peluches con virus, microbios y otros organismos microscópicos, no sólo patógenos:

http://www.giantmicrobes.com/es/

Así que te puedes compar un HIV y cuando te sientas frustrado, rabioso e impotente: golpéalo, quémalo, mutílalo, viólalo, entiérralo vivo, descuartízalo, asesínalo, hazle mil perrerías... y quién sabe, quizá algún día llegues perdonarlo y a quererlo y a darle un besito de buenas noches.

Qué feo que es el hijoputa. Se está ganando una hostia.

Yo ya he hecho las paces con él pero pienso que para algunos esta frikada quizá pueda servir de ayuda. Yo que sé, hay gente pa tó y este tipo de terapias simbólicas y en principio infantiles a veces son efectivas como catarsis y desahogo. Por lo pronto yo le voy a enviar un hepatocito a mi madre para su cumpleaños que esta mala del hígado y seguro que le hace gracia.


Si esta gilipollez de terapia tampoco te convence te diré lo que de verdad me funcionó a mí:
La terapia sexual, esto es simple y llanamente volver a FOLLAR y disfrutar del sexo. Y si no vuelve a escuchar a Nietzsche, que era muy listo:




Friday 7 November 2014

21. Positivo al cuadrado: aspectos positivos del VIH.

Una vez alcanzada la fase de indiferencia, uno empieza a hacer balance sobre lo que ha cambiado en su vida y en su ser. Cuando ya se empieza a disipar toda la mierda de la cabeza y uno empieza a ver que ni su vida era tan perfecta antes, ni es tan horrible ahora, solo que distinta, empieza incluso a vislumbrar ciertos aspectos positivos que ha ido adquiriendo durante esta dramática experiencia vital, principalmente un desarrollo personal y una ganancia en profundidad, sabiduría y control e inteligencia emocionales. 
Muchas relaciones personales adquieren una nueva dimensión, más intima y profunda, especialmente las sentimentales. El sexo deja de ser un simple saciamiento de instintos primarios animales para convertirse en algo más emocional, humano y menos primario. Se crea un vínculo especial en el caso de aceptación por parte de la pareja seronegativa que antes no existía. Se mira más la persona en sí, el interior y su calidad humana más que el aspecto o la atracción física.
Ahora en cualquier relación entran rápidamente en juego aspectos humanos como la moral, la sinceridad, la empatía, el sacrificio, la aceptación, etc, pasando enseguida a un nivel de intimidad y cercanía al que antes costaba mucho más llegar. El simple hecho de no aceptación por parte de una potencial pareja seronegativa conlleva un filtro o criba en el que sólo quedan las potenciales parejas más abnegadas y auténticas. En el supuesto de que la pareja sea también seropositiva, también suele haber un vínculo especial que los seronegativos nunca podrán entender.

Gracias al VIH también he aprendido a analizar y controlar mis emociones, a saber relativizar y tratar de ver otros puntos de vista con más facilidad. Porque no hay enfermedad más subjetiva que el VIH: para muchos es algo horrible de lo que no quieren ni oír hablar, muchos piensan que todavía es una sentencia de muerte, muchos otros jamás tendrían relación alguna con un seropositivo, otros incluso tienen miedo de beber del mismo vaso, algunos desearían eliminarnos de la faz de la Tierra, para otros es algo equivalente a una diabetes, para los negacionistas ni existe, a algunos les da igual e incluso existe gente que desea contraerlo (bugchasers) u otros que lo ven como algo "cool"; en unos países es delito no desvelar tu estatus incluso con protección y sin infectar, en otros no es delito ni aún infectando, en algunos se nos tiene hasta prohibida la entrada y se nos deporta...
Aquí entran en juego infinidad de variables de toda clase, desde la educación e inteligencia del individuo hasta la personalidad o la influencia de la sociedad.
Esta tremenda subjetividad y relatividad social y moral en un asunto tan básico y necesario como las relaciones humanas, emocionales y sexuales me han hecho aprender a ver desde diferentes ángulos y perspectivas asuntos que antes sólo era capaz de ver unidireccionalmente, especialmente en mis sentimientos y emociones, pudiendo llegar a elegir cuál es el punto de vista que más me conviene en cada caso. A esto se le llama inteligencia emocional, un concepto que antes no alcanzaba a entender en absoluto.

Por otra parte, creo que el sufrimiento en sí también me ha aportado cosas positivas. Me ha hecho madurar y apreciar cosas que antes no les daba mayor importancia. Creo que del sufrimiento se puede aprender y sacar conclusiones, y que hasta cierto punto es necesario en este mundo. No hay bien sin mal, no hay día sin noche, no hay yin sin yang...
Además me siento más consciente y cercano con el sufrimiento de los demás, pienso que hay muchísima gente en el mundo que sufre infinitamente más de lo que yo he sufrido y en el fondo me gustaría dejar de pensar tanto en mí y en mis estúpidos problemas y poder ayudar de alguna manera.
El haber tenido la convicción de que iba a morir también me ha hecho adquirir una mayor conciencia de la muerte y de la impermanencia, centrándome en lo que de verdad importa y no perder el tiempo con banalidades o preocupándome en estupideces o sobre lo que piense la gente, tendiendo a formarme criterios sólidas y propios con más facilidad, sintiéndome más indiferete a críticas y habladurías.

En el fondo, a día de hoy, como ya dije el VIH me da igual. Ya no es nada. Me he montado demasiadas películas en la cabeza. La vida continúa, ni mejor ni peor, sólo que distinta.
Y sin duda, todo lo aprendido me servirá durante el resto de mi vida.


Gracias VIH, has sido un gran maestro.