A pesar de lo que me decían de que “iba
a enterrarlos a todos” yo ya me estaba dando cuenta de que mi vida
jamás iba a ser ya la misma. Por muchos años que viviera, y por muy
sano que estuviera, nada volvería a ser igual. Todavía no sabía
muy bien por qué iba a ser así, pero lo cierto es que acerté
plenamente. Esta enfermedad no es una enfermedad, es muchísimo más
que eso, la enfermedad en sí realmente es algo insignificante
comparado con todas las demás consecuencias que tiene el VIH, por
mucho SIDA que haya tenido y por muy cerca de la muerte que haya
estado, eso no es nada comparado con tener que vivir con esto día a
día, minuto a minuto, segundo a segundo, durante toda la vida, sin
un minuto de descanso, sin un pequeño “break”, sin unas pequeñas
vacaciones de vez en cuando. Es algo non-stop tamborileando en tu
mente y en tu existencia para siempre, algo que rompe tu vida, te
convierte en un ser roto, defectuoso, sucio y de mucha menor valía
de lo que eras antes. Tu vida de antes, ya no tiene absolutamente
nada que ver con la de ahora, es un antes y un después sin retorno,
sin solución, sin remedio. Pasas a ser otra persona, a vivir otra
vida, de mucho menos valor. Porque si una cosa positiva tiene el ser
VIH+, es que a muchos de nosotros ya no nos asusta morir, no vemos la
muerte como algo malo o a temer, más bien la vemos como un alivio,
un fin al sufrimiento, o un fin a una existencia que comparando con
la que teníamos antes difícilmente se puede decir que valga la
pena. Tenemos que olvidar el pasado, aquella vida fácil y feliz,
cuando nuestra mayor preocupación era el perder el trabajo o cosas
así, cosas que a día de hoy a mí personalmente no me inspiran la
más mínima preocupación o molestia, sí, se puede decir que esto
me ha hecho inmune al miedo o a la preocupación y no tendría miedo
de por ejemplo morir dentro de un par de años totalmente deshauciado
debajo de un cochambroso puente a miles de kilómetros de mi país.
Es más, hasta a veces lo deseo. Volver a encontrar la paz de una vez
por todas, que mi cuerpo se pudra y se libere de vida, de esta vida
mantenida artificialmente por unos productos químicos creados por
unas capitalistas industrias farmacéuticas, que se ponga fin a este
sistema vital que llamo YO para que así pueda acabar definitivamente
con este maldito virus, porque mientras yo viva, el virus estará
vivo en mí, si yo muero, el virus morirá de una maldita vez,
liberándome a mi a la vez, hacia el nirvana, hacia la reencarnación,
hacia el cielo, hacia el infierno, eso ya no lo sé, pero en
cualquier caso sería un camino hacia la liberación.
Sí, a veces estoy de bajón, sobre
todo cuando recuerdo mi vida del pasado, aquella vida tan cercana en
el tiempo, pero que parece que haya sido algo ocurrido siglos atrás,
o incluso milenios, aquella persona despreocupada y feliz, aquel
alegre fornicador que estaba dejando atrás su terrible timidez y empezando a descubrir los paraísos sexuales del lejano Oriente y otras exóticas tierras, un tipo con problemas como todos, pero problemas a ojos de
mi yo de hoy absolutamente insignificantes, incluso necesarios en el
transcurso de una vida medianamente normal.
Me viene a la mente todo esto porque
ando planeando un viaje, un viaje como los que hacía antes, porque
vuelvo a estar sano y fuerte y con ganas de volver a vivir la vida a
tope, pero veo que ya no tiene sentido ir a ningún sitio porque veo
que ya jamás volveré a disfrutar como antes, porque sí, el sexo
era una parte muy importante en mi vida, y ahora sencillamente se me
hace imposible el disfrutar, se me hace imposible el ligar, se me
hace imposible motivarme de alguna manera porque estoy viendo que
realmente muchos de nuestros actos cotidianos tienen una base y un
impulso subconsiente puramente sexual, siempre pensé que Sigmund
Freud era un maníaco salido con sus explicaciones sexuales sobre la
psique humana, pero no, estoy comprendiendo que mucho de sus
enrevesados supuestos son reales, por lo menos en una mente
masculina, y no necesariamente salida.
Freud, ¿salido o sabio? En cualquier caso, cocainómano y con una cita adecuada a la ocasión. |
Este virus puede que no haya destrozado
mi vida por completo, pero mi vida sexual, esa sí que la ha
destrozado, pues búscate una pareja como todo el mundo, dirán
algunos que no me conozcan, los que me conozcan ya sabrán que debido
a mi difícil personalidad eso es una utopía difícil de realizar y
se darán cuenta de que sí, lo más realista es que acabe
renunciando a mi sexualidad, o cometiendo actos de reprochable
moralidad.
“Vete de putas”, dirán otros,
bueno, pues sí, lo he hecho, y ni así disfruto ya, me siento un ser
sucio, ruín y despreciable, no por irme de putas, que no lo veo nada
inmoral, si no por no desvelar mi estatus, mi estatus y las tres
iniciales malditas, que me convierten automáticamente de un tío
bien, agradable y buena persona, a un ser infecto, pestoso y que
merece morir, o por lo menos pasarse 30 años en la cárcel, como
sentencian algunas leyes estadounidenses a los infectos que no
desvelan su estatus, por muy indetectables que estemos, por muy no
infectivos que nos consideren algunos estudios, por mucho condón que
usemos, sí, hay leyes en países del primer mundo como éstas, por
algo será, desde luego no es por la gravedad patológica de la
enfermedad, que detectada a tiempo es totalmente controlable y se
suele comparar con la diabetes, ni siquiera por la peligrosidad del
acto o posibilidad de contagio en sí, que en muchos casos es
prácticamente 0 o incluso 0*, no es por
eso no, es por la baja moralidad del acto en sí, por la aberración
y maldad que conlleva, porque hay que ser tremendamente hijo de puta
y mala persona para tirarte una tía al igual que lo hacías antes,
pero con condón y sin desvelar lo que eres, un saco de mierda con
patas, un ser sucio, “not clean” como dicen en la jerga gay, un
monstruo con el que prácticamente ninguna persona en sus cabales
tendría sexo por muy remotísima que fuera la probabilidad de
contagio. Eso sí, si vas follando por ahí sin protección
alegremente, no te chequeas ni conoces tu estatus, das por hecho que
eres negativo, pero en realidad eres positivo y tienes la carga viral
por las nubes siendo tremendamente infectivo, no pasa nada, esta
gente, a pesar el grueso de las nuevas infecciones, no estan
cometiendo ningún acto incorrecto, porque como no conocen su
estatus, no son responsables de nada, no son responsables de
chequearse, de conocer la realidad, no, a nadie se le ocurriría
exigirles consecuencias legales a pesar de que son infinitamente más
peligrosos que un positivo en tratamiento...
... venga, va, piensa en otra cosa, no
todo es sexo en la vida, aunque haya estudios que digan que el hombre
medio se pasa pensando en sexo el 80% del día, tú no eres así, y
mirándolo positivamente, liberarse de las cadenas del sexo es algo
bueno, te libera la mente pudiendo aprovechar el intelecto para cosas
mucho más productivas... seguro que sin impulsos sexuales seríamos
todos mucho más cultivados e inteligentes, yo por lo menos estoy
convencido que sin estas cadenas sexuales mi vida académica hubiera
sido infinitamente mayor de lo que fue.
Pero no, a quien quiero engañar, el
sexo es lo más maravilloso de la vida, muchas veces pienso que es el
fin último de la existencia, lo máximo, el acto sublime, un acto
incluso trascendental y que realmente muchas religiones han tenido en
cuenta a la hora de la búsqueda espiritual (no el cristianismo,
precisamente).
Sin duda, los templos más interesantes que visité en India fueron los de Kajuraho. |
En esta época todavía no había SIDA. Grandes tiempos aquellos. |
NO LIMITS |
Quién sabe, quizá algún día se
cruce en mi camino algo parecido al AMOR, y todas estas frustaciones
se acaben diluyendo en el espacio al igual que una lágrima en el
mar...
* sí, hay
casos en los que el riesgo de contagio es 0 y aún así se condena a
la persona a cárcel. Afortunadamente, por ahora sólo he leído
casos así en Estados Unidos y Singapur:
(resumiendo, un positivo practicando una felación a un negativo en Singapur, condenado a un año de cárcel)