Wednesday 30 April 2014

15. Leicester, Reino Unido. Noviembre de 2012.

Happy Birthday!

Nunca pensé que la primera persona en felicitarme mi 29 cumpleaños fuera a ser un médico. Y mucho menos que dicho médico fuera a hacerme unas pruebas para ver si tenía cáncer, linfoma concretamente.
He de confesar que su inesperada felicitación me arrancó una sonrisa, cosa harto difícil viendo la enorme tristeza que se podían leer en mis ojos. Al verme en el espejo me daba cuenta de que me había cambiado la mirada por completo, parecía que me habían arrancado los ojos y me habían incrustado los de otra persona. Unos ojos totalmente lúgubres, que desprendían una tristeza y una impotencia abismal, unos ojos que parecían pertenecer más bien a un ser fantasmal salido de entre las tinieblas del infierno que a un ser humano.

Mi estado ya iba empeorando por días, cada vez más débil y más flaco, los kilos que me había costado tantos meses recuperar los estaba perdiendo otra vez con mucha facilidad. Me costaba comer y rara vez me acababa algo. En Nuneaton solía ir a un buffet libre que me gustaba mucho pero ahora cada vez que entraba y empezaba a comer me entraban unos calores y sudores tremendos y no me acababa ni la mitad del plato. Los sudores eran todavía mucho mayores al quedarme dormido en la cama, por lo que estaba volviendo a la monotonía que había tenido meses atrás de tener que cambiar de sábanas cada vez que me quedaba dormido un rato.

En un camión ambulante como éste me hicieron radiactivo por un día.

El médico me hizo sentarme y me explicó el procedimiento, me iban a inyectar no se qué sustancia radiactiva en la sangre para que se pudiera ver en el escáner. Ése fue mi único y surreal regalo de cumpleaños, ser radiactivo-man por un día, desconozco si esto me proporcionó superpoderes pero por lo pronto lo único que me dijeron es que no me acercara a niños pequeños ni embarazadas durante todo el día. Cuando ya estaba plenamente radiactivo me metieron en el tubo del escáner y ahí estuve unos 20 minutos, inmóvil cual momia egipcia, con mis tristes ojos igual de inmóviles mirando fijamente el interior de la máquina.

Al volver a casa, o mejor dicho al almacén semiabandonado, continué con mi preparación mental para afrontar la muerte. Me había hecho totalmente a la idea de que iba a morir, por lo que automáticamente empecé a hacer balance de mi vida. Pensé que si llegaba a los 30 no estaría mal del todo, teniendo en cuenta la cantidad de gente que a lo largo de toda la historia humana no había llegado a esta edad, o la altísima mortalidad infantil que ha habido en casi todas las épocas de la historia humana. Por lo menos se podía decir que había vivido la juventud. No conocería lo que es formar una familia o dejar descendencia en este mundo, pero tampoco me importaba gran cosa. Total, ¿qué importancia tenía el que yo dejara de existir? Unas pocas personas me echarían de menos, se les pasaría al cabo del tiempo y con el paso de los meses mi fallecimiento sería algo de lo que cada vez se hablaría menos y menos. Con el paso de los años, éstas pocas personas que un día me echaron de menos también irían dejando de existir una a una. Con el paso de más años, sus hijos, sus nietos, sus bisnietos, sus tataranietos también morirían. Con el paso de los milenios, quizá la raza humana se extinguiera en una guerra mundial, por un meteorito llegado desde el espacio exterior, por una tormenta solar, porque nos habremos cargado la capa de ozono o véte a saber qué. Si no, dentro de millones de años el Sol irá creciendo y creciendo convirtiéndose en una gigante roja hasta que engulla a nuestro planeta. Pero mucho antes la vida en la Tierra ya habrá sido imposible debido a las temperaturas y radiaciones que aniquilarían a los pocos bichos vivientes que quedaran en la Tierra. La única esperanza que tenemos es que la ciencia haya avanzado lo suficiente como para poder desplazarnos a otro planeta viable en el que habitar.

Dentro de 5.000 millones de años el Sol será una gigante roja y la humanidad probablemente habrá desaparecido para siempre.  Tarde o temprano nos iremos todos a tomar por culo.

Metafísicamente, yo nunca he creído ni dejado de creer en nada y las grandes religiones de masas, o por lo menos lo que llega de ellas a las masas, me parecen un intento muy burdo y simplista de encontrar preguntas a las grandes respuestas. Siempre he pensado que la verdadera espiritualidad tiene que estar basada en experiencias personales y propias, no en lo que diga éste o el otro o siguiento tal o cuál sistema religioso.
Aún así, conservaba cierta creencia de que quizás nuestra conciencia fuera algo más que un subproducto de nuestro cerebro, de que nuestro ser era algo más allá del mundo físico y que cuando abandonáramos éste, nuestro ser seguiría otro camino, hacia dónde, eso ya no me lo podía imaginar, ¿quizás volviendo otra vez a un mundo físico reencarnándose, quizás pudriéndose en el peor de los infiernos para toda la eternidad, quizás simplemente se acabó todo para siempre, cosa que al fin y al cabo tampoco estaría tan mal, el eterno descanso?
De poco me servía pensar en estos dilemas porque no habría forma de que encontrara la respuesta hasta que no muriera de una vez, así que lo que tenga que ser que sea y no tiene sentido preocuparse de algo que no se puede controlar. Hay un viejo dicho oriental que dice:

Si tu problema tiene solución ¿por qué te preocupas? Y si no la tiene ¿para qué te preocupas?

Pues eso. Ahora el problema que tenía es que llevaba una semana sin luz en mi cochambrosa (pero eso sí, enorme) habitación y los responsables no me hacían ni puto caso por mucho que estuviera muriéndome. Además, ya no tenía fuerzas para estar yendo y viniendo del hospital de Northampton continuamente, así que me volvería a instalar en el zulo de mi amigo hasta que encontrara algo mejor. Llamé a los de la empresa de seguridad que me proporcionaba el alojamiento para mandarlos amablemente a tomar por culo, pero ántes de soltarles las agradables palabras me dijeron que tenían otra propiedad en Northampton en la que les hacía falta un guardián. Vaya, que causalidad. Iría a verla porque ahora que ya no podía trabajar no estaba como para ir derrochando dinero. De todas formas, cuando ya tuviera la confirmación del linfoma y tuviera que empezar con la quimio y radioterapia, en Inglaterra sólo no me iba a poder quedar, así que seguramente mi estancia en la misteriosa propiedad no iba a ser para muy largo.

Inesperadamente, a día de hoy, año y medio después, todavía sigo aquí.

1 comment:

  1. Sigo uno a uno tus posteos, no dejes de escribir!

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