Tuesday 14 January 2014

3. Bubaque, Guinea-Bissau, Diciembre de 2011.

Después de mi vuelta en bici por la isla, comí algo y fui al centro del pueblo a ver si veía a Courtinho. No tardé en localizarlo. Me mostró su “rompedor” negocio, un chabolo que había alquilado con unas cuantas cajas de cerveza tiradas por el suelo y un radiocassete de los 80 que a duras penas trataban de arreglar. Según él, el negocio lo iba a petar, ya que en Guinea-Bissau alcohol+música = negocio seguro, y en la isla todavía no había ningún chiringuito como el suyo. Si que tienen bastante en común con los brasileiros estos guineanos, reflexioné. Realmente estas islas tiene un gran potencial, el fallo es que las playas no son buenas y es arriesgado bañarse, pero mejor, así nunca atraerá al turismo de masas y seguiremos viniendo cuatro gatos interesados en las culturas locales, el ecoturismo o cosas así.
Dieron por imposible arreglar el radiocassete, asi que Courtinho me ofreció mostrarme un poco de la gastronomía y los bebercios locales. La comida creo recordar que era bastante similar al 80% de la gastronomía básica planetaria: arroz con algo, picante esta vez, eso sí. El bebercio local resulto ser algo que ya había probado en algunas áreas tribales de India, un líquido que sacan con facilidad de un árbol que no si es el de palma, dicho liquido fermenta muy rápido y ya tienes para emborracharte. Algunos le echan agua para diluirlo un poco, y claro así sacarle mas provecho al venderlo. Aun así era baratísimo, valía la cuarta parte o menos que la cerveza, por supuesto mucho mas asequible para la población local. No olvidemos que en muchas áreas del planeta comprarse una cerveza es un lujo, puede suponer el equivalente a un día de trabajo o incluso más.


Fruto del anacardo, principal exportación de Guinea-Bissau
(sin contar la cocaína procedente de Sudamérica, pero eso no es un producto local)

Casualmente vimos a las 2 españolas en una especie de chiringuito bebiendo cerveza. Seguían rodeadas de locales queriendo ligar con ellas. Me contaron que querían ir a nosequé isla cercana, y les dije que les saldría caro, ya que no había transporte publico y que tendrían que alquilarse una barca. Me dijeron que ya lo tenían hablado con un pescador, que las llevaría a la isla a cambio de unos pequeños favores sexuales. Según ellas ya lo habían hecho así en Belice y en México, y les fue bien, ¿para qué gastar dinero entonces? Yo desde luego no era quién para juzgarles. También me comentaron que en las playas de Gambia no era raro ver a blancas turistas de 70, 80 y mas años acompañadas de robustos jóvenes locales. Mucha gente se piensa que el turismo sexual es algo exclusivo del género masculino, nada mas lejos de la realidad.
Hablando de esto y de lo otro vino Courtinho a decirme que había una chica esperando fuera que me quería conocer. Supuse que me había visto en el barco. Pasé bastante del tema pero ya cuando salimos y nos íbamos cada uno a su hostal, trajo a la chica para presentármela. Era muy joven, guapa, pero muy seria y con una cara de mala hostia considerable. Me mostré bastante antipático, aun así quedamos para luego por la noche. Sospeché que se trataba de una prostituta o de una que buscaba un blanco para engancharlo y que la llevara a Europa, no me gustó esa actitud distante y seria (quizá era timidez) y estaba bastante reventado de la bici de por la mañana, así que no fui a la cita.
El día de volver a Bissau volví a verla en el barco. También estaba Courtinho. Courtinho se sentó junto a ella y me invito a sentarme al otro lado de la muchacha. Volví a mostrarme antipático y un poco maleducado, vuelvo a repetir que NO quería acabar bajo ningún concepto en la cama con ninguna local y cometer alguna locura. Al cabo de un rato, como la travesía en el barco se iba haciendo larga, bajamos al bar a tomarnos unas cervezas... ahí ya nos empezamos a soltar sin remedio, cada vez más y más. En el barco había otra chica que me gustaba más, una muy alta y con cuerpo de modelo, pero ya estaba otro intentando ligar con ella. Miré a mi alrededor y vi que mucha gente estaba ligando, locales y los pocos extranjeros que había por igual.


Los bissau-guineanos son buena gente, pero a algunos el alcohol también les afecta negativamente.
Pelea en el barco.

Al llegar a Bissau ayudamos a la chica a descargar sus bártulos, mochilas, pescados y gallinas que había comprado, no recuerdo o no entendí muy bien que pasó (nao falo portugués), pero la chica al final se fue sola a casa en un taxi. Como yo ya iba contentillo de las cervezas, casi que me dio lástima, pero me dije, mejor, así cumpliré mi objetivo de NO tener sexo.
Courtinho me llevó a ver a unos amigos suyos que luego me llevarían muy amablemente a un hotel que me recomendaron y que pillaba cerca de la estación de “autobuses”, pensaba yo que me pedirían dinero o algo por llevarme pero que va, fueron muy amables y atentos. Estaba cansado y me había pasado un poco con la bebida, así que me di una ducha y me acosté. Al minuto me llama Courtinho, que ha estado hablando con la chica, que quiere verme. Le digo que estoy muy cansado y que no, que me voy a dormir y que no voy a ir a ningún sitio. Me dice que OK pero a los 5 minutos me llama otra vez. Que no hace falta que vaya a ningún sitio, que la chica viene al hotel, que de verdad quiere verme, y que no es ninguna prostituta ni nada parecido. Debido a su insistencia al final accedo, que vale, que venga si quiere verme.


La mayoría de las chicas que ví tenían muy buen cuerpo.

Llegó como a la media hora. Estaba guapísima, radiante, y mucho más sonriente de lo que estaba el día anterior. Yo no sé qué es lo que quería exactamente, le dije de ir a comer algo, pero ya había cenado. Se excusó diciendo que tenía que ir al baño, yo aproveché y me tiré en la cama. Cerré los ojos por un momento y cuando los volvía a abrir vi lo que en un principio supuse un espejismo, una alucinación, un sueño... frente a mí se encontraba el cuerpo más perfecto que jamás había visto hasta la fecha, un cuerpo negro desnudo de unas proporciones absolutamente perfectas, duro y atlético sin llegar a ser musculoso o masculino, en el que contrastaba su sexo de color rosáceo y totalmente depilado. Se me acercó, se tumbó en la cama junto a mí, y mientras me besaba empezó a desnudarme. No tardé en colocarme encima de ella, erecto, dispuesto a penetrarla y fundirme en aquel maravilloso cuerpo. Sólo tenía que tomar una pequeña precaución, por si acaso. Sólo tenía que alargar el brazo izquierdo, abrir la cremallera de la mochila y sacar la caja de preservativos. No tenía ni siquiera que levantarme. Pero aquella idea no era algo real, era una quimera imposible de cumplir y se esfumaría inmediatamente de mi mente. Todo era demasiado perfecto, demasiado mágico, puro y natural como para estropearlo, aunque sea un poco, con un trozo de plástico artificial de por medio. Quería sentir ese momento al máximo, quería sentirme dentro de ella, sin barrera, sin límites, cuerpo con cuerpo, sexo con sexo, alma con alma... la penetré... nuestras lenguas se entrelazaron pasionalmente, nuestros sudores y olores se disolvieron con los del otro, y en el momento en el que nuestras miradas se cruzaron nuestras almas se fundieron en una. Y esta superalma no tardaría en fundirse con el resto del Cosmos, desde las más minúsculas partículas microscópicas hasta los más lejanos planetas y galaxias...

El clímax no tardaría en llegar y mis fluidos se derramarían por sus paredes vaginales sin frenos ni barreras.

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